Marzo 22 2009
Medio Ambiente y el control de los grupos de interés
Medio Ambiente y el control de los grupos de interés
En marzo de 2008, cuando Zapatero, primo de nuestro Patxi, venció en sus elecciones al congreso de los diputados, los lobbys de presión le hicieron saber algo muy concreto sobre Medio Ambiente. Lo primero que se habían hecho las cosas muy bien. Demasiado bien. El protocolo de Kyoto que firmara Aznar y la olvidada Isabel Tocino sólo por la foto y porque le obligara la UE se había empezado a cumplir, bajo la implementación de las plantillas ya elaboradas por el Gobierno Vasco, si se me permite decirlo. Le exigieron que Medio Ambiente dejara de ir por libre y se la volviera a meter en cintura. Y a Cristina Narbona la querían fuera del Gobierno. Y dicho y hecho: Narbona salió del ejecutivo y se amplió el ministerio para que los intereses de los lobbies agrícolas del estado español frenaran las iniciativas del departamento aún antes de llegar al consejo de ministros.
Patxi López, en un ejercicio de libertad y de capacidad soberana de decidir su propio modelo de gobierno y de departamentos nos trata de trasladar pieza por pieza el esquema del ejecutivo Zapatero, sin querer entender que la agricultura y la pesca en Euskadi, dado que son competencias exclusivas, sobre todo la pesca, tienen suficiente entidad como para ser un departamento propio y con el atender a sus necesidades aquí, en Madrid y, sobre todo, en Bruselas. Nos preocupa que deje de pensar en los arrantzales como un colectivo a proteger y defender a, tal y como han hecho con astilleros y empresas como la Babcock, pasar a ser curiosidades de un rico pasado industrial, pasando a imponerse la máxima de que la mejor política industrial es la que no existe, trasladándola a la agricultura y a la pesca.
El departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco ha incorporado Ordenación del Territorio desde los tiempos en que Juan de Ajuriagerra dirigiera el departamento el aquel Consejo General Vasco presidido por Ramón Rubial, por lo que no es cosa de Eusko Alkartasuna, sino que responde a una necesidad de visualizar la gestión del Medio Ambiente como un todo que debe incluir la suficiente no dependencia de los lobbies de presión externos que traten de frenar la acción de gobierno y la capacidad de, antes de pasar por el cedazo del resto de departamentos en la reunión de los martes, poner en marcha en las propias iniciativas la implementación de las medidas llevadas a cabo. Porque sin una visión de conjunto e incidencia sobre el terreno la política medio ambiental se queda coja, tal y como vemos en el tema concreto de la empresa Inama, de la zona de Urdaibai.
Para un observador externo el departamento de Medio Ambiente, tal y como lo ha concebido la izquierda de este país en los últimos años, puede ser un elemento no central de la política y sus logros, bastante notables, relacionados con la mejora de las situaciones empresariales en el respeto del medio ambiente, el cumplimiento casi total con Kyoto, entre otras medidas por las que se han obtenido reconocimientos en ámbitos internacionales, son poco vendibles ante la opinión publica, más centrada en aspectos de mayor conflictividad o relacionados con aspectos macropolíticos: consulta, nuevo estatuto… El próximo Gobierno Vasco, con independencia de su color político, y más si se considera progresista, debería aparcar apriorismos y voluntades importadas, incluida la reduccionista de departamentos del Gobierno Vasco, y centrarse en recuperar el liderazgo del Gobierno de vascas y vascos en cada una de las materias de las que deberá ocuparse. De lo contrario tendremos que pensar que el Gobierno López no sólo está controlado por Zapatero y los intereses de lobbies de presión, sino que favorecerá el poder de las diputaciones, adelgazando la estructura de su gobierno, esto es, favoreciendo, en instancia última al PNV.